Viajar a África tiene estas cosas, llegas allí y tu reserva sencillamente no existe. El hotel no se hace cargo, tú guía no aparece y te ves en medio de un país hostil sin saber muy bien qué hacer. Y de pronto aparece alguien, te da una solución y sin pensarlo aceptas.
Viajamos en una barcaza, descubriendo el rio Gambia, sus manglares, monos, peces y gente en una viaje que parecía que no llegaba a ninguna parte, y así fue, no llegamos a ningún lugar.
En estos casos, hay que disfrutar del paisaje y del momento, relajarse sin perder la alerta, y dejarse llevar por las aguas de un rio rodeado de una naturaleza agostada, agotada y salvaje a la vez.
Tras algunos días perdidos por este rio y descubriendo este país, llegamos a algún lugar, pero no recuerdo muy bien donde fue, solo sé que en ocasiones, conseguí disfrutar de este lugar.