Podría empezar como un cuento: "Hace muchos, muchos años, los trenes cruzaban la selva llenos de café y personas felices..." y no sería una forma de entrar a contar una historia, ni mucho menos inventada. Hace muchos años, los trenes cruzaban las selvas de Centroamérica, llevando consigo riqueza, prosperidad y trabajo a miles de personas. Y podríamos seguir como siguen todos los cuentos: "... todos eran muy felices, hasta que llegó la independencia a muchos de estos países..." y así, con esa independencia, los trenes como otras muchas industrias y trabajos quedaron abandonados en la selva.
Hoy en día los únicos trenes que cruzan la selva son humanos, portando sus propias cargas y siguiendo unos carriles de barro trazados por los pies descalzos del que va delante. Con la llegada de la independencia, también llegó la ruina a esos países, la corrupción y la delincuencia.
La imagen corresponde a una fotografía de un tren de vapor abandonado en medio de la selva, comido por la vegetación y el óxido. Poco queda ya de aquellos años de esplendor, con los vagones cargados de café, caña de azúcar y personas viajando dignamente.
Y volviendo a los cuentos, en esta ocasión no termina feliz ni nadie come perdices, el cuento sigue, sin avistamiento de un final feliz, todo lo contrario, en este cuento ganan los malos.